El mayor peligro es la humedad o sequedad extrema, y sobre todo, el paso brusco de un ambiente húmedo a otro muy seco; la evaporación rápida de la humedad puede ocasionar grietas, por muy curada que esté la madera.
Cualquier tipo de calefacción puede crear un ambiente demasiado seco que podría dañar el instrumento. La sequedad también puede ocasionar que la guitarra sufra alguna grieta en la madera, endurecimiento de la pulsación y que algún traste pueda raspar. Por otra parte, un clima muy húmedo, podría perjudicar el sonido, riesgo de que se despegue alguna de sus partes y que se desajuste la pulsación produciendo “cerdeos”.
NO SE DEBE DEJAR LA GUITARRA AL SOL DIRECTO DURANTE TIEMPO PROLONGADO, NI EN LOS MALETEROS DE LOS VEHÍCULOS, SOBRE TODO CUANDO ESTÁN EXPUESTOS AL SOL Y EN CLIMAS CALUROSOS.
Siempre hay que asegurarse de que se utilizan productos de limpieza que no dañen el barniz. Nunca usar productos abrasivos que contengan, por ejemplo disolventes.
Para limpiar la guitarra es recomendable usar siempre un trapo suave de algodón después de cada uso, esto evitará la acumulación de impurezas y la mantendrá brillante durante más tiempo.
Es fundamental dejar siempre la guitarra debidamente guardada y protegida. Mantener las guitarras afinadas siempre al mismo tono y en caso de cambiar las cuerdas, no quitar las viejas de una vez, sino cambiar una, afinarla con las demás y así proceder de una en una con las restantes, esto tiene por objeto que el puente y la tapa no pierdan ni un momento la tensión a la que están acostumbrados, lo que produciría una disminución en el sonido que tardaría algún tiempo en recuperar.
En los viajes de avión, si el instrumento ha de ir en la cabina de equipaje, es necesario aflojar completamente las cuerdas.
Si nos sucede que las cuerdas “cerdean” al pulsarlas al aire, es debido a que las ranuras del hueso de la cabeza se han ahondado por desgaste.
Siempre es aconsejable comprar un hueso nuevo con la medida ajustada y debidamente colocado por expertos, y en el caso de querer solucionarlo uno mismo bastaría con colocar una lámina de cartulina o una lámina de plástico en la base del hueso o también, en la misma ranura donde descansa la cuerda una pequeña pieza, que generalmente bastará para compensar la pérdida de altura sobre el primer traste.
En caso de que el barniz se deteriore, siempre es preferible barnizar encima del barniz viejo; solamente en casos extremos se puede raspar o acuchillar para barnizar de nuevo y en este caso siempre por manos de un profesional.
Una parte importante del proceso de restauración de una guitarra es la limpieza cuidadosa de sus diferentes partes. El proceso de limpieza con el producto adecuado, repara los pequeños arañazos y manchas que una guitarra sufre por los años de uso.
Siempre hay que asegurarse de que se utilizan productos de limpieza que no dañen el barniz. Nunca usar productos abrasivos que contengan disolventes.
Para limpiar la guitarra es recomendable usar siempre un trapo suave de algodón después de cada uso, esto evitará la acumulación de impurezas y la mantendrá brillante durante mucho tiempo.
Si se mantienen las cuerdas limpias, se evita también que la suciedad y la grasa se acumulen en el diapasón. Al cambiar las cuerdas se debe limpiar con una tela seca.
En los diapasones de ébano o palosanto se puede aplicar un poco de aceite de limón para eliminar la grasa y la suciedad. Esto también “alimenta” la madera, impidiendo que se reseque en exceso.
Hay que dejar el aceite por unos minutos antes de limpiarlo. Si el diapasón está muy sucio se recomienda dejar el aceite durante más tiempo.
Siempre se dice que “para gustos, colores” y el mundo de la música no iba a ser menos. Y es que cada guitarrista, luthier o simplemente, cada aficionado, puede gustarle sonidos y caracteres completamente opuestos. Pero siempre es posible aconsejar en términos generales.
No toda cuerda es la adecuada para tu guitarra, además cada mano tiene una fuerza determinada y precisa de una dada resistencia por parte de la cuerda para desempeñarse cómodamente. Una cosa es tocar en casa, otra muy diferente en público, por tal motivo las tensiones de cuerda modifican la necesidad dependiendo de la ocasión.
Para una guitarra clásica con la “acción alta” es decir, con las cuerdas muy separadas del diapasón, unas cuerdas de tensión media pueden ser adecuadas, pues con alta tensión necesitarás un esfuerzo añadido en la mano izquierda. En el caso de una guitarra flamenco que deben ir las cuerdas muy cercanas al diapasón y puede ser necesario que utilices cuerdas de tensión alta, porque de otra forma, especialmente los bajos, producirían un cerdeo al chocar contra los trastes.